Una boda en el Hotel San Prudentzio (Getaria, Gipuzkoa), entre viñedos, calor y con vistas al mar que no defraudo por el sentimiento y diversión que hubo en todo momento. Así podríamos resumir la celebración de Miren y Beñat.
Ceremonia de boda en Basílica de Loyola
Esta pareja de vascos que parecían parcos en palabras nos sorprendieron con una boda en la que no faltó de nada. Zarautz fue el inicio de nuestro periplo, con los preparativos de Miren en casa de sus aitas. Como fotógrafos de boda nos encanta que los novios os rodeéis de los vuestros para empezar bien el día (aunque estén muy nerviosos). Para la ceremonia eligieron la espectacular Basílica de Loyola, que nos brindó un día azul como pocos en verano y nos resguardo entre sus muros del calor que hizo aquel mediodía. Sin duda el santuario de Loyola de Azpeitia es uno de los edificios más espectaculares de Gipuzkoa. Era nuestra primera vez en esta iglesia y nos dejó sin palabras.
Banquete de boda en Hotel San Prudentzio. Getaria
Tras la lluvia de pétalos de Azpeitia nos dirigimos a la parte más festiva de la boda en el Hotel San Prudencio. El recibimiento no pudo ser mejor con la decoración a cargo de 20 eventos y las delicias del cátering a cargo de Francis Paniego. En general, en los cocktail de boda suele bajar un poco el ritmo de la boda, y los novios respiran un poco. Sin embargo, Beñat y sus amigos se encargaron de que no decayera el ritmo y guitarra en mano pusieron melodía al momento.
Después la música siguió protagonizando la boda. La sorpresa principal vino en el baile. El novio dedicó a Miren un pedazo de baile junto con su kuadrilla, rompiendo todos los tópicos sobre los vascos y el baile. ¡¡Qué marcha!!. Con una la Food Truck de Petite Georgette sirviendo la cena y el atardecer de Getaria terminamos esta inolvidable boda.